6 may 2016

Tu piel en mi piel- Capítulo 2

Capítulo 2.

Todo parecía ser monótono y nada especial, pero no termino así el día.
A pesar que tuvo que poner toda su fuerza de voluntad para no sonrojarse cada vez que lo miraba a la cara, Kat se vio sorprendida más de una vez, y roja como un tomate más de una vez. Ya estaba pensando que se lo estaba haciendo a propósito. Si hasta creyó que se reía, cuando la notaba que le escapaba la mirada.
Hoy tenían una reunión muy importante, para definir los pasos a seguir, para hacer hilado fino y seguir averiguando de donde salía tanta plata, si era un error o alguien estaba haciendo un buen trabajo para robarles.
Rachel, pudo zafar de la reunión porque tuvo que hacer diligencias en los bancos. Para pedir información externa sobre los misteriosos movimientos bancarias. Estaban casi seguras, que era el trabajo de hacker, por lo limpio y prolijo de los movimientos, que casi era imposible saber bien a donde se dirigían los fondos.
El día siguió como siempre, tedioso. A Walter se lo notaba nervioso, y hasta cansado. Este gran problema era terrible para las finanzas y la reputación de la empresa.
Sorpresivamente, la jefa de finanzas, no pudo estar en la reunión. Con la excusa de un viaje urgente de negocios, y por suerte para algunos, la reunión sería más amena junto a los otros ejecutivos que al frente de la señora frívola, como la llamaban.
El Sr. Sokov si se quedo a la reunión, y por fortuna se había sentado lejos de Kat, ya que el nivel de repulsión que le tenía, la desconcentraba constantemente. Y necesitaba estar bien atenta para ser la mano derecha de Walter ante el resto del directorio.
En medio de una reunión, el aire comenzó a salir espeso por los ductos de aire, lo cual llamo la atención en menor grado, y luego el infierno se desato.
La alarma de incendios comenzó a sonar furiosa, todos empezaron a mirarse extrañados, y luego se escucho el estruendoso…. PUM!!
Comenzaron a salir lo más calmados que podían, juntando las cosas lo más rápido posible, y ayudar al resto de la gente que no era asidua al lugar a encontrar la escalera para poder evacuar en orden.
Kat volvió a su escritorio a juntar sus cosas, cuando vio salir a Walter, de su oficina, algo preocupado, mirando alrededor.
             –Vamos todos debemos evacuar. –, dijo con preocupación y ese tono fuerte y autoritario que le provocaba mareos cada vez que lo escuchaba hablar de esa manera. Sacudió su cabeza, para ubicarse en tiempo y lugar.
            –Kat contrólate, estamos en medio de un incendio, no fantaseando con tu jefe.­– se repetía dentro suyo. Aunque debía confesar que más de una vez, su mente salió volando por ahí, fantaseando mil cosas. No se podía negar que seguía teniendo consideraciones especiales hacia ella, a pesar de esa extraña charla que habían tenido, especialmente para su cumpleaños anterior. Recibió un ramo enorme de calas, su flor favorita, todavía le quedaba la incógnita de donde supo que esas eran las flores adecuadas. Ese gesto junto con el sonoro beso que le estampo en la mejilla, que la dejó en estado de shock, fueron las dos cosas más llamativas que le sucedieron con él, llamativas y agradables, por otro lado estaba esa extraña charla, pero prefería recordar la agradables, ojala significaran algo más, pero ella sentía que era imposible, su posición y no solo la laboral, los mantiene más que alejados.
Volviendo a la realidad, por el incremento de la alarma de incendios, decidió finalmente salir de una vez del lugar. Cuando de golpe sintió una mano fuerte que le tomó del brazo, y sobresaltada giró dando un pequeño salto.
             –No te asustes, todo va a estar bien, yo te acompañaré. Es importante que mantengas la calma.– Lo miró como pavota a los ojos, perdida en ese azul cobalto que la hace temblar al imaginar miles de situaciones.
Se dirigieron a la salida, más que llevarla, la arrastró junto a él, después de asegurarse que nadie más estaba en el sector. Tomaron la salida de emergencia, notando que seguía bajando gente corriendo muy alterada.
Walter la cubrió con su cuerpo, protegiéndola de la horda que bajaba desesperada. Kat sintió su perfume y cerró los ojos, tratando de dejarse llevar por el momento, sintiéndolo cerca, protegiéndola.
            –Dios, me siento en el cielo, y eso que solo es un abrazo. – pensaba en silencio. Pero fue breve, ya que cuando tuvo la oportunidad la tomo nuevamente del brazo y la arrastró escaleras abajo. Tratando de seguirle el tranco, hasta que no pudo más, ya que venía llevando tacos.
            – ¡Espera un segundo!– le grito, –tengo que sacarme los zapatos. –
Y así lo hizo y los tiro por ahí, prefería andar descalza que como tortuga en ese momento.
            – ¡No puedes andar descalza! – enojado le reprochó.
            –No me importa, son solos unos zapatos, no puedo ir rápido en ellos, además podría caerme y lastimarme un tobillo, es mejor así –, le contesto segura de mi misma.
Se la quedo mirando como si le hubiera crecido un cabeza más, quizás porque no estaba actuando como cualquier otra mujer que nunca renunciaría a unos zapatos, la verdad que  para ella en este momento le importaba más salir pitando de ahí que andar en esos zancos incómodos, que solo usaba para ir a trabajar.
            –Bien, sigamos. El aire se está poniendo muy denso, tenemos que apurarnos. – sin poder evitar toser.
Y por desgracia llegaron a un punto en la que la escalera se terminaba y debían retomar el camino dentro del edificio, para poder salir por el anexo. Parece que la construcción fue añadida a un viejo edificio y solo se podía seguir por escaleras de esa manera.
Cuando ingresaron al edificio todo era un caos, mucho humo, gente gritando y corriendo. Por un momento Kat creyó que lo perdería de vista, por la cantidad de gente que había a su alrededor y los empujaba. Se alejaron un momento, debido a los empujones de la gente.
Kat empezaba a entrar en pánico, no era nueva en el edificio y a pesar que podía seguir a la horda de gente, le daba mucho miedo perderlo a él. Pero Walter al percatarse de su desesperación, la tomo fuerte de la mano y la siguió guiando. Estaba muy sudado y con el saco y la camisa mojada, en este tramo funcionaban las tomas de agua, y parecía que estaba incómodo y pegoteado.
            – ¡Quítate el saco!, le grito, tratando que la oyera por sobre el ruido de las sirenas y la gente. – ¡te ves demasiado incomodo!
             – ¡Estoy bien, solo es un poco de agua!
            – Quítatelo estas muy empapado, se debe sentir difícil para correr!– insistió Kat. Y finalmente accedió, y se perdió admirándole el cuerpo, la camisa empapada y pegada a ese cuerpo musculoso.
Hasta que un grito poco normal, la saco de su ensoñación. Escucho a una niña, llorando y gritando desesperada por su madre, se encontraba en un rincón agachada.
            –Hay una niña allá, ¡debemos ayudarla! – Walter no perdió un segundo y la siguió hasta donde se encontraba la niña.
            – ¿Cariño, te perdiste? ¿Con quién estabas? – le pregunto Kat agachándose y acariciándole la carita. La pequeña estaba angustiada, y llorando le explicó que la gente la empujó y se soltó accidentalmente de la mano de su madre. Se asustó y comenzó a llamarla. Este gesto no paso desapercibido por Walter, era un detalle más que sumaba a los actos de ternura que Kat tenía, y los que él ya conocía. Cada gesto, el coraje que demostró desde el primer momento que entró a la empresa, y con valentía y estudio, pudo ascender para poder llegar a su lado.
            –Te ayudaremos pequeña, no tengas miedo. – Le aseguró Walter y con decisión la tomo en brazos, y retomó el camino a la salida, no sin aclararle a Kat que lo tomara del brazo y no lo soltara. Y así buscaron el camino a seguir hacia la salida.
Al principio les costó un poco retomar el camino, el denso humo había colmado todo. Y se estaban sintiendo cansados y mareados por la inhalación del humo por lo que se estaba quemando.
Tras casi llegar a la calle, el grupo de gente se volvió más desesperada, obligando a Kat a perder de vista a Walter y a la niña. Por entre la muchedumbre, pudo ver que Walter dejó la niña con un oficial, que al parecer ya estaba al tanto que la pequeña estaba perdida. Kat intento apresurarse pero alguien la empujo muy fuerte y perdió el equilibrio, cayendo al suelo, duramente y por miedo se hizo una bola porque creyó que la muchedumbre la pisaría.
Entró en pánico y comenzó a llorar, no tenía otra opción que quedarse en esa posición esperando que la gente termine de pasar, no podía ponerse de pie, las pocas veces que lo intentó, fue empujada nuevamente al piso. Además el humo le había irritado los ojos, y eso le dificultaba aún más poder saber hacia dónde correr.
Cuando pensó que iba a ser pisoteada por el tumulto de gente asustada, dos manos la sujetaron fuerte y la pusieron de pie.
Walter sintió terror al ver que perdía de vista a Kat, ¿cómo pudo haberla perdido?, se repetía a modo de reproche.
Tan pronto como pudo, se adelantó y le dejó en brazos la niña a un bombero que estaba cerca de la salida, y volvió para buscarla. A pesar que le insistían que no volviera a ingresar al edificio. Hasta que pudo divisarla en un rincón, echa un bollo, protegiéndose con sus brazos la cara, muerta de miedo. Sin pensarlo un segundo más, se dirigió con decisión hacia donde ella estaba agazapada. No le importaba que en el proceso, chocara con la gente, ya que se dirigía a contra corriente.
             –Dios, ¿Kat te encuentras bien?– su voz salió con un tono de desesperación. Y cuando Kat alzó la cara, se dio cuenta lo preocupado que estaba por ella, le limpió las lágrimas con sus pulgares, sin dejar de soltar su cara. Y le dió un tierno beso.
            – Me asuste mucho al perderte de vista. – le susurro en sus labios.
Se quedo absorta mirándolo con los ojos entreabiertos, le parecía una escena irreal. Jamás pensó que la besaría, y mucho menos en una situación así.
            –Estoy bien, solo un poco golpeada, me caí y me asuste porque no podía ponerme de pie, gracias por venir por mi.– Dijo susurrando, envuelta en una nube de ensoñación.
            –Jamás te dejaría. – Y creyó sentir que ese jamás, realmente significaba algo.
Los próximos segundos, fueron algo así como una mezcla de imaginación y realidad, mareada por la ternura del momento y el principio de asfixia, ninguno de los dos se percato que la gente ya había terminado de pasar, y que estaban en el hall de entrada, muy cerca de un ventanal inmenso que se encontraba entre la entrada principal y la salida a la calle, que también tenía en su mayor parte más ventanales.
 Todo paso en unos micro segundos, Kat pudo notar que Walter se tensaba y la agarraba fuertemente, y por sobre su hombro pude ver reflejado en las ventanas de la entrada principal, que una bola de fuego salía despedida del edificio y los ventanales estaban a punto de explotar. El reaccionó más rápido que ella, que se quedó embobada mirando como ocurría todo en cámara lenta, la giro de forma violenta bloqueándola con su cuerpo, protegiéndola de tan grande explosión.
 Solo se escucho un estruendo muy fuerte, y apenas pudo ver antes que Walter la cubriera y me protegiera de las lenguas de fuego y vidrios salir de la explosión. Luego solo fue silencio y después oscuridad.



¿Te gusto la historia? Adquirila en amazon; Rxe.me/ZRTQQM