5 sept 2015

Relato-Servicio bajo las sombras. Pte 4.

Parte 4. Muero por besarte.


No hizo falta preguntarme mucho como seguiría esto. Si no llegaba al cielo, me moriría.
Y de pronto me vino a la mente una canción, que se repetía una y otra vez;

Me muero por besarte.
Dormirme en tu boca,
Me muero por decirte que, el mundo se equivoca…
Me muero por besarte,
Me muero por decirte, que el mundo se equivoca…
Pido por la mañana,
Que a mi lado despiertes enredado en la cama
Hay como me haces falta
Que soy yo quien te espera
Que soy yo quien te llora
Que soy yo quien te anhela, los minutos y horas…

Moría por su boca, claramente, y más cuando bajo a mi pecho y se lleno con hambre de él.
Yo me retorcía de placer, tenia mi pecho en su boca, el mamando como niño hambriento.
Y yo retorciéndome de placer, como serpiente, arqueándome frente a el, pidiendo más.
Como si me entendiera, no hizo falta expresar nada más. Bajo su mano, metiéndolo en la tanga, tanteando la humedad que yo ya tenía, una barrera imaginaria se caía.
-Estas tan mojada, y todo para mí-. Y esas palabras solo hicieron que me mojara más.
Estaba tan dispuesta, que me daba miedo. Tan ciega, literalmente, y tan entregada a alguien que solo conocía de palabra. En cambio él, parece me conocía un poco mas.
Puede sonar enfermizo para cualquier persona, pero para mi, en este momento, el mejor afrodisíaco de todos.
Solo faltó que me arrancara la barrera que existía entre nosotros. Solo eso, y estaba totalmente expuesta y ofrecida a él.
-Sos toda mía, entregada solo a mi.- Esas palabras, hicieron todo lo demás, me deje caer, prácticamente en cuerpo y alma. Jamás pensé que podía darse así, caer completamente ciega a alguien… No podia soltarme de sus brazos musculosos, estaba aferrada a él, con uñas y dientes.
Mientras su mano se hacia cargo de darme placer, su boca, esa boca tan exquisita y experta iba formando un triangulo perfecto, entre mi boca y mis pechos. Como si no se saciara nunca, como si necesitara terriblemente tener todo controlado.
Mis defensas estaban al límite, no podía dejar de jadear, y mover mi cadera acompañando esas caricias maravillosas que cada vez me hacían acercar más al límite de mi placer.
-Seguí así, nena. Dejate llevar, quiero sentirte.- Y solo esas simples palabras faltaron para que me sintiera caer, o más bien flotar.
No se en que momento, deje de gritar, solo para darme cuenta que mi voz sonaba ronca. Por el orgasmo que acaba de tener, que recordando, creo que hasta la fecha jamás sentí algo así.
Cuando me di cuenta de donde estaba, cuando volví a la realidad, solo sentía besos en mi cuello. Suaves caricias, acompañando mi vuelo de regreso a la dura realidad. Y de golpe, me sentí sonrojada, muerta de vergüenza. Acabé frente a un extraño!!!
-No te tenses, por darme este regalo belleza, sos muy expresiva. No tenes que avergonzarte de esto, te juro que me complacés al pensar que yo te he hecho volar de esta manera-. El sigue adivinando mis pensamientos, pensé al principio. Pero luego me di cuenta que mi cuerpo me delataba.
-Yo nunca…..no…..- solo balbuceaba como tonta.
-Me alegra que haya sido así nena, tu cuerpo es digno de hacerlo gozar aún más.-
Esa frase me retumbaba en la cabeza, así fue, nunca había sentido un orgasmo tan potente hasta ahora, y repito hasta ahora. Porque anhelaba más, mi cuerpo se estaba haciendo adicta a él, a este hombre desconocido, que paga por mi cuerpo. En crudas palabras es así, tengo que hacerme la idea que es así.
-Te fuiste otra vez, te quiero acá conmigo, esto no termina. Ahora me toca a mí, y quiero hacerte gritar otra vez. Pero esta vez será mejor.- Su voz sonaba muy distinta, llena de lujuria. 





Y cargada de promesas.